


El río Bahía Honda está tan escondido que sólo los nativos y los lugareños pueden localizarlo entre los manglares. El río está rodeado de enredaderas, que caen de árboles gigantescos; el paisaje le hará sentir que se ha adentrado en una selva antigua.
Las vistas en el río son encantadoras, y si se sigue escudriñando la parte más alta del tres constantemente, se pueden llegar a ver perezosos.
A continuación, llegará a una plantación donde los propietarios le llevarán por el sendero hasta la cueva en la que han fijado su residencia 5 especies diferentes de murciélagos. De camino a las cuevas de los murciélagos verá plantas de cacao, y puede que vea las famosas ranas rojas de Bocas o incluso monos capuchinos salvajes si tiene suerte.
Tras unos 30 minutos de caminata por el interior de la cueva, se llega a una piscina natural de agua dulce lo suficientemente profunda como para poder saltar a ella desde una gran roca (si te apetece).
La entrada cuesta 5 dólares por persona


